Actividades

El casino en México: más de un siglo repleto de cambios

La potente entrada de los casinos en línea se evidenció aproximadamente hace una década, cuando la regulación nacional se adaptó a esta tendencia mundial de dar el salto a todo tipo de pantallas.
Casino

Los juegos de casino en México, ahora muy extendidos en el campo digital, no son una moda pasajera propia de los tiempos actuales.

El Casino y su tradición viene de mucho antes y, aunque la primera ley no fue aprobada hasta principios del siglo XX, se tiene constancia de que este entretenimiento llevaba ya cierto recorrido entre la población. Los más populares en los inicios en el país eran las actividades que se llevaban a cabo con las cartas, como el póker o el blackjack, como grandes ejemplos.

Los primeros pasos

Los primeros pasos regulados del sector en territorio mexicano se dieron a partir de 1907, cuando estas prácticas se pudieron usar como negocio. Hasta cuatro décadas después, cuando cambió la legislación y se prohibieron, fueron uno de los grandes reclamos para los turistas, sobre todo aquellos procedentes de Estados Unidos que buscaban las partidas que en su tierra no estaban legalizadas. De este modo, el interés fue creciendo y proliferaron nuevos locales, otorgando así más licencias.

Los salones físicos especializados, como es del todo comprensible, se fueron ubicando en zonas con mucha afluencia de público y visitantes, sobre todo en las grandes ciudades. De hecho, algunos de los casinos históricos todavía se mantienen operativos, aunque han ampliado sus prestaciones con la programación de espectáculos o la incorporación de restaurantes. Entre los pasatiempos que se fueron expandiendo en ese periodo, destacan las máquinas tragamonedas y los bingos, dos de los clásicos.

El momento actual

La oferta actual, con la llegada de internet, ha cambiado de arriba a abajo. Pocos se podían imaginar que conectándose a páginas web como Betano se pueden celebrar partidas en la ruleta online viendo en tiempo real el cilindro y la casilla ganadora. Lo mismo sucede con el blackjack y, además, cabe sumarle una oferta llena de posibilidades como el catálogo de slots online, con decenas de títulos; o propuestas innovadoras como los conocidos como ‘crash games’.

La potente entrada de los casinos en línea se evidenció aproximadamente hace una década, cuando la regulación nacional se adaptó a esta tendencia mundial de dar el salto a todo tipo de pantallas. De este modo, ya no era necesario viajar a grandes ciudades como la capital Ciudad de México o Monterrey para tener esta opción de ocio. Se otorgaron nuevas licencias y se endurecieron los requisitos para que aquellos que operan de forma legal no pongan en peligro a sus usuarios en ningún momento.

México, país puntero

México ha ido creciendo en esta industria hasta llegar a convertirse en un país puntero en Latinoamérica junto a Brasil y Argentina. Lo que antes era un pasatiempo que parecía reservado a un segmento de la población muy concreto, con la digitalización, se ha convertido en más accesible. Y es que no se necesita de desplazamiento físico hasta un establecimiento o disponer de una computadora de sobremesa, sino que es posible entablar una partida desde cualquier dispositivo inteligente.

Además de un público conocedor del juego, cabe sumar otros aspectos que han situado al país en una posición destacada: la adaptación de la regulación para dar cabida a compañías internacionales y la presencia de profesionales de campos que están relacionados. Todo ello en su conjunto ha provocado que se vaya creciendo, no solo en número de jugadores, sino en tejido empresarial y creación de empleo, hasta convertirse en toda una referencia a nivel mundial en este ámbito.

El futuro del casino es un terreno aún por descubrir, pero hay varios aspectos que se entrevén que pueden llegar a ser importantes en los próximos años. Uno de ellos es una presencia mayor si cabe en los celulares, el dispositivo más usado por la mayoría de la población. En segundo lugar, otro punto que se prevé que sea importante es la consolidación de tecnologías como la realidad virtual o la realidad aumentada, como ya lo son la inteligencia artificial o el blockchain.