Pueblos Mágicos

Tequila, donde se come y se bebe como si nada.

Tequila es un pueblo de costumbres muy arraigadas. Cada día, a las 9 de la noche, el cura del pueblo bendice a los habitantes al tocar las campanas tres veces.
Tequila

El lugar de los clásicos “cantaritos locos” y la fiesta que nunca termina. Tequila, Jalisco, está bordeado por plantaciones de agave y cientos de historias de amor y desamor que, al son del mariachi, suenan mucho mejor. 

Tequila se encuentra a solo 1 hora de Guadalajara, la capital jaliciense. Se incorporó al programa Pueblos Mágicos en el año 2003 y, desde entonces, no ha hecho más que diversificar su oferta turística. 

Su nombre proviene de la voz náhuatl “Tecuilan” que significa “lugar de tributos”. Resguarda parte importante del legado histórico de este país y, por eso, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006.

La plaza principal es el punto de partida de cualquier recorrido por Tequila. Su quiosco y sus muchos puestecitos de cantaritos de barro o jarritos de Amatitán con tequila lo convierten en un sitio pintoresco y muy divertido. 

Ahí mismo la Parroquia de Santiago Apóstol​ se roba la atención. Su belleza reside en la sencillez del edificio que tiene en su atrio una escultura de Santo Toribio Romo, mártir cristero beatificado por el Papa Juan Pablo II.

Y alrededor de cada uno de estos spots, uno se encuentra con artesanías de la región de Tequila y los poblados más cercanos. Desde ánforas forradas y grabadas en piel de cerdo hasta huaraches y cinturones hechos con mucho corazón. 

Tequila
Tequila

Muy cerca está la Hacienda y destilería José Cuervo La Rojeña, la destilería de bebidas alcohólicas más antigua de Latinoamérica. Y, aunque no es la única casa productora de esta bebida con denominación de origen, sin duda, es la más popular. 

En La Rojeña se puede conocer todo el proceso del cultivo de agave, pero en este recorrido turístico no puede faltar el Museo Nacional del Tequila​. Se localiza en una preciosa finca de estilo porfiriano que se convierte en el marco  de fotos perfecto.

Y para quienes quieren una experiencia aun más completa, vale la pena hacer un viaje en el Tren José Cuervo Express que incluye no solo la visita a los sitios antes descritos, también un catado educativo, espectáculo folclórico, comida y bebida “hasta para aventar pa’ arriba”.  

Luego de tremendo festín, hay que visitar el Santuario de la Santa Cruz, ubicado en lo alto de una colina y con una vista espectacular de Tequila. Ahí es muy común encontrarse con danzas, rituales prehispánicos y bailes autóctonos de la región.

Es un pueblo de costumbres muy arraigadas. Todos los días, a las 9 de la noche, el cura del lugar bendice a los habitantes al tocar las campanas en tres ocasiones. La actividad se detiene y se dedica un momento para dar gracias y orar. Luego, todo vuelve a la normalidad en las calles, los restaurantes y las cantinas. 

Y como en Tequila se bebe mucho, es importantísimo comer y bien. Es famosa la carne en su jugo, la birria y el pozole estilo Jalisco. También se pueden encontrar las clásicas tortas ahogadas que encantan hasta el paladar más exigente. Hay mucho que decir de este pueblito, pero siempre nos quedaríamos cortos. 

Hay que vivirlo. Tequila, Jalisco, es muy mágico de principio a fin.