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Campanario de la Catedral Metropolitana, una historia peculiar

La Catedral Metropolitana y su campanario son parte importante del atractivo del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Campanario de la Catedral Metropolitana

La Catedral Metropolitana es una construcción majestuosa, pero no podemos olvidarnos del espectáculo que nos espera en la cima de esta obra: el campanario. Descubre los secretos de un espacio que guarda parte de la historia de este país. 

No importa si eres o no religioso, si profesas o no el catolicismo, la Catedral Metropolitana y su campanario son parte importante del encanto del Centro Histórico de la Ciudad de México. En plena Plaza de la Constitución, casi junto a Palacio Nacional, se encuentra una obra arquitectónica imposible de ignorar: la Catedral Metropolitana. En lo más alto de la emblemática construcción se encuentra el campanario, un espacio que cuenta su propia historia. 

En la arquitectura eclesiástica, cuando hablamos de campanario nos referimos a una torre campanario. Se trata de estructuras verticales construidas a un lado, al frente, a espaldas o en lo alto de una iglesia.

Antes, los campanarios eran muy peligrosos para los campanilleros, pues tenían que empujar las campanas para hacerlas girar 360 grados y alejarse muy rápido para evitar un accidente. 

Campanario de la Catedral Metropolitana
Campanario de la Catedral Metropolitana

Por eso, en el campanario de la Catedral Metropolitana hay campanas “castigadas”, es decir, tienen una cruz roja que indica que nunca más serán tocadas. 

En la actualidad, uno solo tiene que mecer el badajo (el tubo en medio de las campanas) con una cuerda y listo. 

Entre las dos torres del campanario de la Catedral Metropolitana, hay espacio para 90 campanas, pero hasta ahora solamente se han instalado 35. 

Además, cada campana tiene su nombre. Está, por ejemplo, la llamada Santa María de la Asunción (de 1578) que, por estar dedicada a la patrona de la Catedral, es conocida como “La Doña”. 

Debido al tamaño y peso de cada campana, tienen distinto sonido, esto a causa del bronce, material del que están elaboradas. 

La primera campana de la Catedral Metropolitana también en su primera sede (en el área que hoy ocupa el jardín del Templo Mayor), fue fundida de un cañón que Hernán Cortés prestó especialmente para eso.

Las escaleras, ubicas al centro del campanario son de cedro, los 10 postes que las sostienen son de una sola pieza, además, no están clavados, solo ensamblados.  

El campanario en sí mismo es una obra de arte. Cuando visites la Catedral Metropolitana y escuches el repicar de sus campañas, tómate un momento, es todo un espectáculo. 

Belem Capetillo