Veracruz, ¿por qué tantos le cantan a este mágico puerto?
Quizá es por su maravilloso café, por su son jarocho o porque han visto los rayos de la luna iluminando la espuma de las olas, pero son muchos los que han compuesto una canción a Veracruz. Agustín Lara y otros muchos cantautores tenían claro que “sólo Veracruz es bello”.
Veracruz es una ciudad y municipio del estado con el mismo hombre. Está a poco más de 405 kilómetros de la Ciudad de México y, puedes llegar en auto, en solo 5 horas. Si decides viajar en avión, te tomará solo una hora llegar de la CDMX hasta este bello puerto.
El clima de este destino turístico es, sobre todo, cálido subhúmedo. Necesitarás de ropa ligera en el día y un suéter por la noche, sobre todo alrededor del malecón donde, por cierto, no puedes perderte del espectáculo de las maniobras de carga y descarga de los barcos mercantes.
Desde ahí tienes una vista panorámica del Fuerte de San Juan de Ulúa que, por supuesto, debes visitar. Es una de las fortalezas más antiguas del continente americano y uno de los símbolos del puerto de Veracruz. No te vayas de ahí sin escuchar la historia de “Chucho el Roto”, un legendario bandido mexicano.
Otro de los imperdibles de este lugar es su acuario en el Blvd. Manuel Ávila Camacho. Cuenta con 9 Áreas: La selva de los Tuxtlas, la galería de agua dulce, la gran pecera arrecifal, la galería de arrecifes de coral, el tiburonario, la pecera de las medusas, el manatiario, el delfinario y el pingüinario.
Dirígete también a Papantla, una ciudad ubicada al norte del estado de Veracruz, a 270 kilómetros de su capital. En su zona arqueológica, podrás apreciar la forma de vida del pueblo Totonaca. Además, podrás disfrutar de los originales Voladores de Papantla, una plegaria a la divinidad para que haga caer la lluvia sobre los cultivos.
Finalmente, no te pierdas de un día entero en Playa de Chachalacas y cierra con broche de oro disfrutando del café lechero en Los Arcos. De fondo, escucharás a la marimba y lo más difícil será decidir entre seguir bebiendo café o pararte a bailar. Es justo lo que necesitas en esta nueva normalidad.