Pueblos Mágicos

Bernal, uno de los peñones más grandes del mundo.

La Peña Bernal en 2009 fue certificada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.
Bernal, pueblo mágico

Visitar Santiago de Querétaro es una experiencia extraordinaria, pero no está completa sino hasta que se llega a Bernal. Basta viajar poco más de 50 minutos para encontrarse con este espectáculo de construcciones virreinales.

A solo 59 kilómetros de la ciudad de Querétaro se encuentra Bernal, un destino que se incorporó al programa Pueblos Mágicos en el año 2005. Un lugar para transitar a pie y con una buena cámara fotográfica. 

En este pueblo se encuentra uno de los atractivos turísticos más valorados por los queretanos: Peña de Bernal. Es considerado el tercer monolito más grande del mundo y, sin duda, uno de los más místicos

Se dice que ahí hay una cueva que da acceso a un gran tesoro. Quien la encuentre sabrá el origen y destino de la humanidad, pero primero tendrá que pasar por encima de su guardián, una víbora inmensa que protege el lugar. 

La Peña de Bernal en Querétaro.
La Peña de Bernal en Querétaro.

La Peña de Bernal fue declarada reserva natural protegida en 2007. Y en 2009 fue certificada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad. Cuando se ve en vivo y a todo color, queda clarísimo el porqué. 

Pero esta famosa formación rocosa es apenas uno de las razones por las cuales este pueblito se ha convertido en uno de los favoritos de nacionales y extranjeros. El Templo de San Sebastián Mártir está ubicado en la Plaza Principal y es otra de las joyas queretanas que vale la pena visitar. 

A un costado está también El Castillo, una construcción civil de la época virreinal que alberga el Museo de la Máscara. Es un edificio emblemático de Bernal por su apariencia medieval y por su histórico reloj, colocado por Porfirio Díaz en el mismo sitio en el que ahora se encuentra. 

La Capilla de la Santa Cruz se suma a los atractivos arquitectónicos de este lugar y, por supuesto, no hay que dejar de lado a la Capilla de las Ánimas o “Animitas”. Esta última, cuenta con un pintoresco teatro al aire libre, el marco para tomar las fotos perfectas. 

Pero eso no es todo, Bernal también es conocido por sus dulces a base de leche de cabra como obleas y natillas. Por eso es que tiene su propia Casa Museo del Dulce, con recorridos guiados donde, al final, se puede (y se debe) degustar una clásica natilla.

Caminar por las calles de este poblado es encontrar en cada esquina un montón de artesanías, desde rebozos hasta cobertores hechos por los locales. También se trabaja el ópalo, una piedra preciosa de la región con la que se da vida a verdaderas obras de arte.

Y su oferta gastronómica no se queda atrás, son famosas las gorditas martajadas con chile rojo, los nopales santos y las enchiladas serranas con cecina. Bernal es un pueblo que encanta los 5 sentidos de los turistas que llegan hasta sus tierras. Un encanto de principio a fin.