Huauchinango, justo en el corazón de la Sierra poblana

Imagen: Secretaría de Turismo
Muy cerca de la Ciudad de México se encuentra un auténtico paraíso natural para los amantes del turismo de aventura. Se llama Huauchinango y es perfecto para desconectarse del bullicio.
Huauchinango está a 168 kilómetros de la capital poblana y más o menos a la misma distancia de la Ciudad de México. Esto quiere decir que un road trip de un par de horas bastará para escaparse un fin de semana y disfrutar a la orilla del río Texcapa.
Su nombre proviene de la voz náhuatl “Huauchinango” o “Cuauchinanco” de la raíz “cuauitl”, “chinamitli” y “co”, significa “En la muralla de los árboles” o “Lugar rodeado de árboles”.
Y cumple su promesa. Huauchinango se alza ante la más exuberante vegetación. El pueblito está rodeado por ríos, cascadas, montañas y lugareños muy amables. Hay mucho por ver. El recorrido empieza, sin duda, en la Plaza de la Constitución, con una fuente en el centro, un quiosco bordeado por hierro forjado y puestitos que venden por todos lados tamales de puñete rellenos de pollo, rajas o frijoles.
Luego, Huauchinango recibe a sus visitantes en el Santuario del Señor en su Santo Entierro, la Capilla de la Virgen de Guadalupe y la Iglesia de Santa María La Asunción.
Para los aventureros, están la Cascadas de Totolapa, la Cascada Salto Chico y el Cerro del Madroño, espacios para practicar senderismo, rapel y ciclismo de montaña
La Presa de Tenango es otro de los imperdibles de Huauchinango, ahí se celebra cada año la Feria de las Flores en un ambiente de calma y tranquilidad sinigual. Dar un paseo en lancha es un must.
Además, hay que visitar el Árbol de Tizoc, un álamo que se volvió famoso debido a que en este árbol lloró Pedro Infante cuando protagonizó a Tizoc, en la película del mismo nombre de 1956.
Son muchos los escenarios en Huauchinango para tomar grandes fotos y la Presa Nexapa es la siguiente en la lista. Está a solo 10 kilómetros de Tenango y es hipnotizante, ideal para quienes viajan en plan romántico.
Desde que se incorporó al Programa Pueblos Mágicos en 2015 no ha hecho más que crecer su oferta turística. Hay mucho para disfrutar y muchos souvenirs para llevar a casa, desde plantas ornamentales hasta blusas bordadas y otras tantas artesanías de madera.
Finalmente, Huauchinango encanta a sus visitantes con su salsa de chiltepín con cacahuate molido, gorditas de tuétano de res, dulce de guayaba y de calabaza y atoles, cremas y vinos de todo tipo.