Pueblos Mágicos

Sayulita, la joya mejor guardada de Nayarit

En Sayulita nada como un buen pescado sarandeado y albóndigas de camarón y, de postre, una rica cocada.
Sayulita

Sayulita es una pequeña localidad con un gran encanto. Los viajeros del mundo la eligen por su vibra hippie, sus olas para practicar surf y por tener lo mejor de la gastronomía nayarita.

Sayulita está a poco menos de una hora de Puerto Vallarta. Así que basta con tomar un vuelo hasta el Aeropuerto Internacional Licenciado Gustavo Díaz Ordaz y, luego, hacer un road trip corto para llegar al mismísimo paraíso terrenal. 

Su nombre significa “sobre la tierra”. Solía ser solo algunas casas de palma y sus habitantes vivían de la cosecha del coco. Pero poco a poco se fue consolidando como uno de los destinos de playa favoritos de México y el mundo.

Sayulita se encuentra en la región de Bahía de Banderas y ha cobrado relevancia por muchas razones. El recorrido comienza en el centro del poblado, con un pequeño quiosco y banquitas para disfrutar a la sombra de los árboles.

Gente de todo el mundo, colores, papel picado, cafés y restaurantes abundan en la región. Luego de visitar la Plaza Pública, hay que ir directo a conquistar las olas de Playa Los Muertos, Las Cuevas o Patzcuaritos

Niños y adultos pueden practicar surf, paddle surf o buggy de la mano de los expertos. Son muchas las escuelas que con equipo de calidad y personal calificado, ofrecen llevar a sus visitantes paso a paso hasta domar las olas de Sayulita.

Además, entre junio y noviembre, hay liberación de tortugas golfinas. Y, de enero a marzo, es posible ver el imponente salto de ballenas jorobadas. Las playas nayaritas tienen algo para todos.

Los aventureros pasarán un muy buen rato escalando el Cerro del Mono en Sayulita, un lugar sagrado para los huicholes a 350 metros sobre el nivel del mar donde es común ver ofrendas simbólicas de su cultura.

Se puede hacer senderismo, ciclismo de montaña y, por supuesto, avistamiento de todo tipo de aves. Los escenarios de la jungla y del Océano Pacífico son espectaculares.

Y, por supuesto, para saciar el hambre y la sed, Sayulita tiene varias sorpresas. Nada como un buen pescado sarandeado y albóndigas de camarón y, de postre, una rica cocada. La raicilla, una bebida 100% de agave, y el tejuino, a base de masa de maíz fermentada, son las encargadas de refrescar a los turistas.

Al atardecer y para desconectarse del mundo entero, Lo De Marcos es la mejor opción, una playa virgen que está a solo 20 minutos de Sayulita y ofrece tranquilidad absoluta.

Además, desde Lo De Marcos se puede ir directo hasta la Isla del Coral, una playa turquesa en pleno Sayulita habitaba por pelícanos y pájaros bobos. Eso es estar en verdadero contacto con la naturaleza. 

Por la noche, una atmósfera bohemia y hippie-chic invade las callecitas empedradas y los bares del poblado. Hay fiesta, música en vivo, cervezas artesanales y cocteles con mezcal.  

Sayulita se incorporó al Programa Pueblos Mágicos en 2015 y, desde entonces, no ha hecho más que crecer su oferta turística. Dentro del poblado y en las regiones cercanas hay mucho que hacer y mucho que probar. Se tiene que vivir