Atlixco, famoso por sus flores y diversidad gastronómica
En el corazón del estado de Puebla se encuentra Atlixco de las Flores o, simplemente, Atlixco, un Pueblo Mágico que lo tiene todo para vivir un fin de semana divertido y diferente.
Atlixco está a solo 40 minutos de la capital poblana y a poco más de 2 horas de la Ciudad de México. El viaje y las vistas valen completamente la pena. Es un road trip corto que se acompaña de las vistas del volcán Popocatépetl.
Es un nombre azteca formado por Atl-ix-co que significa “agua en el valle o en la superficie del suelo”, razón por la que el pueblito está lleno de viveros y flores de todo tipo.
Al llegar a Atlixco es imposible no perderse en sus muchos colores. Sus murales, sus calles y su gente reciben a sus visitantes con los brazos abiertos. Cada año, de diciembre a enero, la Villa Iluminada, un espectáculo de luces navideñas atrae a muchísimos turistas, pero es apenas uno de los imperdibles de la región.
Pasear por el Zócalo es un must. Y a sus alrededores hay que visitar el Exconvento del Carmen, construido en el siglo XVI, la Iglesia de la Merced, que data de 1680 y el Templo y Convento de Santa Clara.
Muy cerca del Centro Histórico de Atlixco está también la famosa Escalera Ancha. Sus escalones fueron pintados a detalle para que, desde abajo, se pudiera ver la figura de “La china Atlixquense y el charro de a pie”.
En la parte más alta de la escalinata el mural está coronado por el reloj de flores. Las plantas del reloj y los jardines son cambiadas constantemente para conservar la belleza de este spot turístico.
Y como Atlixco tiene otras muchas atracciones, lo ideal es elegir entre uno de sus tantos tours y hacer recorridos por una cervecería artesanal, ir rumbo al Mirador Cerro de San Miguel y visitar el Jardín Mágico con más de 40 esculturas hechas con plantas, flores y rosales de más de 80 años de edad.
Cuenta, además, con balnearios y centros ecoturísticos donde se puede practicar camping, senderismo, biking, tirolesa, pesca deportiva y hasta salto en paracaídas. No hay por qué elegir entre la relajación y la diversión, hay de todo.
Atlixco es también diversidad gastronómica. Desde la cecina, el mole, el consomé atlixquense, los mixiotes de carnero, la barbacoa y hasta la trucha, hay mucho que comer. Y para beber, el atole de arroz y chileatole son los más famosos.
Para una aventura en solitario, romántica o en pareja, para eso y mucho más este es el Pueblo Mágico ideal.