Pueblos Mágicos

Batopilas, la joya que resguarda la Sierra Madre Occidental

Batopilas se incorporó al programa de Pueblos Mágicos en el año 2012 y, además de su biodiversidad, se debe a su amplia oferta gastronómica.

Con un pasado minero y una riqueza natural y cultural sinigual, Batopilas recibe visitantes del mundo entero que buscan, más que unas vacaciones, una experiencia inolvidable.

Batopilas tiene una extensión de solo 2 mil 137 kilómetros cuadrados y se encuentra en los más profundo de las Barrancas del Cobre. Para llegar ahí, basta con hacer un road trip de cerca de 3 horas desde la capital de Chihuahua. Sin embargo, no hay nada como viajar en tren. Solo hay que tomar el Chepe en Los Mochis, Sinaloa, bajar en Creel, Chihuahua y viajar en autobús o en auto propio un aproximado de 3 a 4 horas por la Ruta Senderos de la Plata en pleno corazón de la Sierra Tarahumara.

Durante el trayecto hacia Batopilas, las imponentes barrancas y los caminos abiertos por arrieros encantan los sentidos. Es una de las carreteras más espectaculares del mundo. Cuenta con incontables miradores que superan los mil 700 metros de profundidad.

En 1704 ya se tenían noticias de este pueblito, ya para 1711 se le dio el nombre de San Pedro de Albuquerque y Batopilas. Posteriormente se impuso la denominación de Batopilas que le daban los naturales, palabra que significa “río encajonado” en lengua tarahumara.

El recorrido por Batopilas comienza en su Plaza Principal. La Iglesia de la Virgen del Carmen destaca por su majestuosidad, fue construida en el siglo XVII por los jesuitas. Pero el Palacio Municipal y la Casa Morelos no se quedan atrás.

Visitar la Misión Santo Ángel Custodio es la siguiente parada, se trata de una de las iglesias más hermosas de la Sierra Madre Occidental. Data de 1760 y también es conocida como “la catedral perdida” por su ubicación.

Los Vestigios de la Hacienda San Miguel cuentan parte importante de la historia de Batopilas, se trata de una enorme construcción de finales del siglo pasado que fue habitada por Alexander Robert Sheperd, llamado El Magnate de la Plata, debido a la fortuna que hizo con la mina de La Bufa

Entre cada uno de sus destinos, salta a la vista el riquísimo pasado minero del poblado. Fue clave en la Ruta de la Plata, tanto que fue la segunda población, solo después de la capital del país, en tener luz eléctrica durante el Porfiriato.

Y, por cierto, todavía se puede recorrer la Ruta de la Plata durante el mes de octubre. La experiencia trata de revivir las arduas jornadas en mula o en caballo que los arrieros realizaban para transportar la plata extraída de las minas de Batopilas para que llegara hasta Chihuahua en tren.

La experiencia no está completa hasta visitar algunas aldeas rarámuris. La mayoría de las excursiones se hacen en compañía de guías, un sombrero y electrolitos porque hay que caminar kilómetros y kilómetros para encontrar sus asentamientos. 

Ya en el centro de Batopilas, los artesanos rarámuris venden el producto de su trabajo, sobresalen los wali, unas canastas hechas de sotol, violines y otras tantas artesanías hechas a base de fibras naturales. 

Al final, hay que refrescarse en el Río Batopilas, donde los visitantes suelen acampar y bañarse. Alrededor, hay puentes y cascadas que completan un paisaje de ensueño. Se siente la libertad en su máxima expresión. 

Batopilas se incorporó al programa de Pueblos Mágicos en el año 2012 y, además de su biodiversidad, se debe a su amplia oferta gastronómica. Destacan los productos con chile chiltepín y flor de manzanilla, el chile con queso, los frijoles maneados, el pinole y el tesgüino, una bebida a base de maíz.