Cuatro Ciénegas, un pacífico pueblito al norte de Coahuila
Coahuila es un estado naturalmente rico y para muestra, Cuatro Ciénegas, uno de los oasis más espectaculares del mundo entero. Una villa colonial que recibe a sus visitantes con barbacoa, tortillas de harina y buñuelos.
Cuatro Ciénegas se encuentra a poco más de 3 horas de Saltillo, la capital del estado de Coahuila. Se trata de un road trip de 275 kilómetros que se puede hacer en autobús, taxi o en automóvil particular. Aunque lo más fácil es llegar primero a Monclova, sobre todo si se viaja desde la CDMX y, después, hacer un recorrido en carretera de poco más de una hora para arribar a este Pueblo Mágico que, desde 2012, es reconocido por su majestuosidad.
Su fundación se remonta a 1761, pero la ciudad fue destruida en varias ocasiones por los coahuiltecas, por lo que no se puede hablar de la fundación de Cuatro Ciénegas sino hasta 1800.
Debe su nombre a los manantiales que existían en los cuatro puntos cardinales de su cabecera municipal y que formaban ciénegas. Hoy, es un pueblito colonial rodeado por una exuberante Área Natural Protegida, que lleva el mismo nombre.
Se encuentra en el corazón del Desierto de Chihuahua y alberga tal diversidad de flora y fauna que es verdaderamente un oasis con un clima que oscila los 22 ºC. Cuatro Ciénegas es uno de esos destinos que se tienen que visitar, por lo menos, una vez en la vida.
El recorrido comienza en su Plaza Principal con ese característico quiosco de los Pueblos Mágicos. Hay que hacer también una pausa en la Parroquia de San José, una construcción neoclásica de principios del siglo XIX.
El Callejón de Guevara es otro de los imperdibles del poblado, ahí los guías locales cuentan las historias de la región, además, se organizan callejoneadas que recuerdan la tradición que España compartió con el mundo.
Cuatro Ciénegas también es el Museo Venustiano Carranza, que lleva ese nombre porque ahí vivió el líder revolucionario y sus pasillos y paredes guardan todavía parte de su legado.
Este pueblito es historia y también bellezas naturales sinigual. La Poza Azul es un espectáculo en sí misma, es un estanque natural famoso por sus aguas claras. Y para dar un chapuzón y practicar kayak está el parque natural Aruna.
Cada uno de estos spots se vuelve particularmente atractivo por ser parte de la Reserva de la Biósfera Cuatro Ciénegas. Esta serie de paisajes desérticos que contrastan con las aguas turquesas de los pozos y manatiales es lo que hace de esta región un destino por el que turistas de todo el mundo viajan kilómetros y kilómetros.
No hay duda de que es un Pueblo Mágico que tiene algo para todos. Se puede caminar entre las Dunas de Yeso o recorrer las Minas de Mármol en bicicleta de montaña.
Para aminorar el calor, nada como una cata de vino en las Bodegas Ferriño y Vinos Vitali. Y para seguir consintiendo al cuerpo, hay que probar el tradicional cortadillo de Cuatro Ciénegas, un platillo a base de carne cocida en un guiso de tomate, pimientos y cebollas, acompañado de tortillitas de harina.
La magia de este poblado se evidencia a cada paso y, por supuesto, a cada mordida.