Historia

San Juan de Ulúa en el Puerto de Veracruz

San Juan de Ulúa es testimonio del auge de un imperio colonial, un lugar que nos transporta a la época de los galeones y las aventuras de piratas
Ulúa

San Juan de Ulúa: testimonio de la fortaleza mexicana.

Como San Juan de Ulúa hay ciudades que tienen un significado especial, no sólo por lo que representaron en los orígenes de México, sino porque son parte fundamental de su identidad y desarrollo. Este es el caso de Veracruz de Ignacio de la Llave, la ciudad más grande e importante del Estado de Veracruz con poco más de medio millón de habitantes. Los acordes de “La Bamba” nos remiten a un destino muy querido, conocido también como “puerto jarocho”, donde el ambiente festivo de sus sones y carnavales lo distinguen de manera particular. Su importancia cultural e histórica se debe a que aquí se gestaron grandes batallas, acontecimientos políticos y sociales muy diversos, pero también porque es la cuna del mestizaje mexicano y un punto geográfico estratégico donde opera el puerto marítimo comercial más importante del país.

San Juan de Ulúa
Patio central del fuerte de San Juan de Ulúa

Allí encontramos un atractivo turístico que nos permite comprender mucho acerca de Veracruz: San Juan de Ulúa, un formidable fuerte construido durante los siglos XVI y XVII que abre sus puertas al público de martes a domingo de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Se inauguró como museo en 1984 y apenas en noviembre de 2012 concluyó una etapa de restauración que duró 5 años, destacando los trabajos realizados en la Casa del Gobernador.

Este espacio interior sirvió como cuartel o residencia temporal de Benito Juárez en el siglo XIX y de Venustiano Carranza en la segunda década del siglo XX, y actualmente alberga al nuevo Museo Arqueológico de Veracruz, reuniendo invaluables piezas de culturas mesoamericanas de toda la región del Golfo de México.

También se devolvió la estabilidad a los cimientos de la fortaleza (que se encuentran bajo el agua), se recuperó la red de conductos pluviales y construyó un cárcamo para salvaguardar el inmueble de inundaciones. En suma, trabajos necesarios e importantes que darán permanencia a este sitio tan relevante en la historia de México.

San Juan de Ulúa es testimonio del auge de un imperio colonial, un lugar que nos transporta a la época de los galeones, las aventuras de piratas y bandidos ingleses acechando los mares, a las armaduras y cañones, al oro y otras riquezas que eran transportadas a España desde ese mismo sitio en lo que llamaban Carrera de Indias.

Entre sus muros caminaron soldados, marineros y frailes en tiempos del virreinato; políticos y soldados mexicanos al curso de la historia de una joven nación; hasta bandoleros y prisioneros que hallaron el final de sus días entre sus pasillos, celdas y calabozos. ¿Pero cómo empezó todo?

El primer contacto con europeos se dio cuando los expedicionarios españoles Juan de Grijalva y Pedro de Alvarado llegaron costeando desde la península de Yucatán, desembarcando un 24 de junio de 1518 en un islote llamado Tecpan Tlayácac.

Se dice que los expedicionarios, al ver dos cuerpos sacrificados, preguntaron a un indígena el por qué de tal suceso, a lo que respondió que lo hicieron los de Culúa o “acolhua”, es decir los habitantes del lugar, pero los españoles entendieron Ulúa. Quizás así se explica que De Grijalva, siguiendo las costumbres de la época, añadió como nombre de pila San Juan, de lo que resulta el nombre con el que hoy le conocemos.

Al año siguiente un segundo contacto de españoles, pero esta vez definitivo: Una nueva expedición procedente de La Habana, Cuba, ancló la mañana del 21 de abril en San Juan de Ulúa, desembarcando al día siguiente en las playas frente al islote. El capitán de la expedición es Hernán Cortés, quien no tardó en fundar un rústico asentamiento de chozas de palma en las playas de Chalchihuecan un 10 de julio de 1519. Así, nace la Villa Rica de la Vera Cruz, el primer ayuntamiento de América.

San Juan de Ulúa sirvió como muelle a partir de ese entonces, y cuenta la historia que el mismo Hernán Cortés ayudó a hacer la empalizada en ese islote para proteger las embarcaciones de los fuertes vientos, en lo que conocemos hoy como el Muro de las Argollas, la parte más antigua del fuerte. Ahí amarraban los barcos para descargar las mercancías que transportaban, para luego llevarlas en lancha a la parte trasera del muro y almacenarlas dentro de unas construcciones de madera. La fortaleza comenzaría a construirse hacia el año 1535, en su mayoría a partir de piedra de coral, y estaba compuesta de un sistema de murallas y baluartes: Un monumento por sí mismo que se mantiene en pie sobre un islote especial.

San Juan de Ulúa
Arcos interiores del fuerte de San Juan de Ulúa

La fortaleza más formidable de su tiempo, que vigiló y resguardó el puerto ante los embates de rufianes y enemigos, hoy sigue cumpliendo su labor de resguardo, pero ahora de la historia de Veracruz. El recorrido por este espacio museográfico está planteado en dos temáticas: la primera dedicada a la arqueología de la región, la segunda relativa a la historia de propio fuerte.

La exposición permanente Las Culturas del Golfo se conforma por 266 piezas prehispánicas que dan testimonio de más de 3,000 años del desarrollo cultural de antiguas civilizaciones, desde olmecas hasta totonacos y huastecos, reuniendo piezas de obsidiana, cerámica y elementos de un juego de pelota. La segunda sección narra el devenir de la propia fortaleza en todo su proceso de construcción: la llegada de los españoles procedentes de Cuba, la construcción de un muro con argollas y dos torres en el siglo XVI, los proyectos de ingenieros militares y la piratería, cerrando el recorrido con los proyectos de desarrollo comercial de San Juan de Ulúa. Además de facsímiles de la época (grabados, dibujos o cartografías), es muy interesante apreciar los armamentos de los siglos XVII y XVIII que conservan, como un cañón y una armadura española, las reproducciones de banderas pirata, entre otros objetos.

Los guías del lugar conocen muchas historias y relatos ocurridos en las aguas que rodean el fuerte, como la del terrible pirata inglés Francis Drake, que en 1568 merodeaba el lugar al mando de seis buques, pero que fue sorprendido por una flota española y vencido en un enfrentamiento naval memorable. No pueden faltar historias de heroísmo y gloria de las armas nacionales por los enfrentamientos contra los españoles en tiempos de la independencia, o la estoica resistencia a invasiones francesas y norteamericanas (los primeros en la llamada “Guerra de los Pasteles” en 1838, los estadounidenses en 1847 y 1914, respectivamente). No en vano se conoce al puerto de Veracruz con el nombre de “El Cuatro Veces Heroico”, declarado así en 1948 por el presidente Miguel Alemán en reconocimiento a la ciudad y sus ancestros.

Sin embargo existe un lado oscuro, pues recordemos que este lugar sirvió como prisión y fue la más temida en su momento. Por sus celdas y calabozos pasaron personajes como Fray Servando Teresa de Mier y muchos otros políticos o pensadores incómodos al régimen del momento; incluso personajes como la hermosa y misteriosa Soledad, mujer conocida como “La mulata de Córdoba”, a quien la Santa Inquisición persiguió por brujería.

Pero también destaca una historia que cautivó la imaginación de los mexicanos durante décadas: la de Chucho el Roto, el prisionero más célebre de San Juan de Ulúa, cuya vida y correrías deleitaron a un pueblo ávido de héroes justicieros, o de historias donde el amor prevalece sobre todas las cosas.

Se llamó Pablo Jesús Méndez y nació en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, en 1858. Era un bandolero y astuto estafador que cambió su nombre por el de Jesús Arriaga, convirtiéndose en ídolo del pueblo porque usaba gran parte de lo robado para socorrer a los necesitados, pero que se volvió legendario por desafiar las convenciones sociales de la época con un amor prohibido y por haber sido el único en evadirse de la prisión de San Juan de Ulúa en 1885.

Es por ello que, en palabras del periodista y experto musical Jaime Almeida, el personaje de Chucho el roto se convirtió en uno de los melodramas más importantes de México en el siglo XX al ser contado en radionovelas y películas.

Exterior del fuerte de San Juan de Ulúa
Exterior del fuerte de San Juan de Ulúa

Por todo esto y más, ¡no se pierdan de visitar fuerte de San Juan de Ulúa! Un sitio de valor histórico sin igual donde el conocimiento y la imaginación alimentan la mente y el corazón de sus visitantes, siempre con la calidez y hospitalidad de los jarochos en el festivo puerto de Veracruz.