Presa El Cajón, un gran logro de la ingeniería mexicana.
Se edificó en el estado de Nayarit en tiempo récord y se convirtió en una de las construcciones más deslumbrantes del mundo. Estas son las razones por las que el mundo entero ha volteado a ver a la Presa El Cajón.
La Presa El Cajón o Presa Leonardo Rodríguez Alacaine es un proyecto hidroeléctrico ubicado en los municipios de Santa María del Oro y la Yesca, esto en el estado de Nayarit de la república mexicana. Se construyó en menos de 4 años y empezó a funcionar formalmente en junio de 2007.
Es una obra importante de la infraestuctura mexicana porque cuenta con un sistema eléctrico capaz de generar 750 megawatts de energía y con la capacidad de albergar 28 millones de metros cúbicos de agua.
Tiene 640 metros de largo y 178 de alto y, y por su capacidad instalada, ocupa el sexto lugar entre las hidroeléctricas del país. El Cajón se encuentra justo donde termina el embalse de la Presa Aguamilpa y termina donde inicia la cortina de la Presa La Yesca; las tres juntas suman una longitud de, al menos, 150 kilómetros.
Parte de la majestuosidad de esta obra reside en cómo se empleó granulometría de diferente calidad en el talud de aguas arriba en lugar del tradicional enrocamiento con el que solían construirse las cortinas. Esta decisión repercutió en un ahorro de más de 25% del monto en la cortina de 185 metros de altura.
Y aunque, a pesar de ello, se estima haber realizado una inversión de 800 millones de dólares en la Presa El Cajón, 1, 900 millones de pesos beneficiaron a la población de la región en términos directos. Se generaron 10, 000 empleos, mejoras significativas en los caminos de acceso a la zona y un ahorro de millones de barriles de petróleo al año.
Estamos hablando de 1,228 gigawatts anuales de electricidad que es 1.5 veces el equivalente al consumo anual de electricidad de Nayarit y al 2% de la capacidad instalada del país entero. Es clave en términos energéticos, comerciales y turísticos para la región y sus alrededores.
El Cajón es una verdadera hazaña de la ingeniería mexicana por ser solo 4 metros menos alta que la Torre Latinoamericana y por requerir para su construcción el material equivalente al volumen de diez Pirámides del Sol del complejo prehispánico de Teotihuacan.