Álamos: La Ciudad de los Portales
Es uno de los destinos turísticos donde más se evidencia la fusión entre México y España; la arquitectura, las calles y callejones de Álamos le dan la bienvenida a los turistas que buscan disfrutar de unas vacaciones inolvidables.
Álamos se encuentra a una hora y media de Ciudad Obregón y a poco más de 4 horas de Hermosillo en carro o en autobús. Está muy cerca de la frontera con Sinaloa y Chihuahua y a un costado del Área Natural Protegida de la Sierra de Álamos-Río Cuchujaqui.
El poblado fue fundado en 1685, entonces, se le llamó Real de la Limpia Concepción de los Álamos. Y el término “álamo” hace referencia a las especies del género Populus de árboles de las zona.
Nuestros pueblos originarios lo llamaron Ostímuri. Y, después de la colonización, se le conoció como Real de los Frailes, debido a la falla rocosa en Álamos que simula precisamente dos frailes.
Es conocida también como “La Ciudad de los Portales” y como el relicario colonial de Sonora. Se incorporó al programa Pueblos Mágicos en 2005 y figura desde el año 2001 en la lista tentativa para ser nombrado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
Álamos vivió su primera época de oro gracias a la minería, pero ahora es la industria turística la que ha llevado a este pueblito construido por arquitectos provenientes de la ciudad de Andalucía, en España, al siguiente nivel.
El recorrido ideal comienza en su Plaza de Armas con su emblemático quiosco. A su alrededor, llama la atención la Parroquia de la Purísima Concepción, una obra barroca del queretano Juan Ros y el duranguense Camilo de San Martín.
El Palacio Municipal de Álamos no se queda atrás, fue construido en 1899 y se mantiene intacto. Se trata de una estructura sostenida por 48 columnas de hierro, con un arco en su fachada, una torre y grandes ventanas.
Además, tiene su propio Callejón del Beso, una de las primeras construcciones del pueblo. Como en el caso del famoso destino guanajuatense, quienes se besan aquí, sellan por siempre su amor.
Álamos es también la cuna de la diva del cine mexicano, María Felix. Por eso es que el Museo María Félix es un imperdible en cualquier visita; cuenta con 6 habitaciones en las que se exponen zapatos, cepillos, ropa y hasta vestuarios que “La Doña” utilizó en algunas películas.
También está el Museo Costumbrista de Sonora, un majestuoso recinto alojado en un edificio del siglo XVII, declarado Monumento de la Nación. Reúne grandes colecciones que revelan el pasado histórico de la región.
Y para conectar con la flora y la fauna de Álamos, hay que pasar un rato en plena Sierra de Álamos-Río Cuchujaqui. Además de que se pueden ver miles de plantas y animales como los murciélagos y la guacamaya verde, se puede practicar bicicleta de montaña, senderismo y camping.
El tour debe incluir también una visita al cerro El Perico, desde donde se puede apreciar todo el valle y una hermosa vista panorámica del pueblito. Y, por supuesto, hay que degustar de los platillos típicos de la región: la machaca, el menudo y el caldo de queso, bañuelos y cajeta de leche para endulzar el paladar.
Se elaboran artesanías de palma, latón, vidrio, platería y hierro forjado que vale la pena adquirir. Recuerditos, fotografías y ganar de volver, eso es lo que todos los turistas se llevan de Álamos.