Pueblos Mágicos

Mapimí, un fascinante pueblito en la zona semidesértica de Durango

En la década de 1970, los pedazos de Athena, un cohete de la NASA, cayeron sobre la región que hoy pertenece a la Reserva de Mapimí.
Mapimí

Fue un próspero pueblo minero gracias a sus amplias reservas de oro y plata, hoy es un Pueblo Mágico inscrito por la Unesco en el Patrimonio Cultural de la Humanidad. Es Mapimí y se encuentra en el estado de Durango. 

Mapimí se encuentra a solo una hora de Torreón, Coahuila, y a poco más de 3 horas de la capital de Durango por carretera, ya sea en autobús o automóvil propio. Se ubica en la zona de la Reserva de la Biósfera de Bolsón.

Durante la época precolombina, fue habitado por dos grupos indígenas: los cocoyomes y los tobosos. Pero fueron los españoles quienes fundaron oficialmente el pueblo en 1598. Su nombre significa “piedra en alto” o “cerro elevado”.

Su riqueza natural, herencia colonial y pasado minero se han robado el corazón de viajeros del mundo entero. La explotación de la Mina Santa Rita enriqueció a la región durante muchos años, pero la abundancia de Mapimí va mucho más allá. 

Recibió la distinción de Pueblo Mágico en 2012, además, formó parte del Camino Real de Tierra Adentro o Camino a Santa Fe, una monumental ruta comercial que iba desde la Ciudad de México hasta Santa Fe, Nuevo México, en Estados Unidos. 

El recorrido por Mapimí comienza en la Plaza de Armas, entre sus bancas, su quiosco y las historias contadas por los locales. Y, por supuesto, hay que hacer una parada en el Callejón de las Flores, donde Francisco Villa se refugiaba durante la lucha revolucionaria.  

El Templo de Santiago Apóstol no se queda atrás, es uno de los principales recintos del poblado. La fachada y los retablos de cantera fueron cincelados por los hermanos Montoya.

El Panteón Municipal de Mapimí es otro punto de interés, se pueden ver algunos ejemplares escultóricos de Benigno Montoya, artista local y gran representante del arte funerario.

Y para admirar el esplendor del pasado del pueblo, la Mina de Santa Rita está abierta al público con recorridos guiados de 800 metros bajo tierra. Además, se puede volar a 100 metros de altura en las tirolesas que se encuentran justo a la entrada de la mina.

Al girar la vista, se encuentra el Puente de Ojuela, que se usaba para transportar los minerales extraídos de Santa Rita. Mide 318 metros de largo y se ubica sobre un barranco de 95 metros de profundidad. Es otro de los imperdibles de Mapimí.

Y es desde el Puente de Ojuela que se tiene una de las vistas más espectaculares de la llamada Zona del Silencio, un área situada entre los estados de Durango, Chihuahua y Coahuila donde se dice que es imposible escuchar cualquier sonido.

En la década de 1970, los pedazos de Athena, un cohete de la NASA, cayeron sobre la región que hoy pertenece a la Reserva de Mapimí. Se trataba de desechos peligrosos y las especulaciones no se hicieron esperar. Se dice que en la Zona del Silencio las brújulas fallan, los GPS no responden y no hay señal de radio. Es parte de la mística de Mapimí y sus alrededores. 

Entre tanta historia, caminata y actividades ecoturísticas, hay que recuperar fuerza con un delicioso plato de pancita, chicharrón con nopales, gorditas y enchiladas. Andar entre sus tianguis y convivir con los locales se antoja para cerrar con broche de oro el recorrido. 

Imagen: Cryptocône